Zumba el portero automático en el apartamento de arriba. Levanto los ojos del libro, va a comenzar todo, lo sé. Escucho, muy lejano, el golpe de la puerta en el portal; el ascensor que sube, pasa por mi planta, la deja atrás, se detiene, se abre y por fin el portazo en casa de mi vecina; no suena el timbre: ella estaba esperando.
En seguida los muelles de la cama se desbocan. Una prolongada repetición de chirridos y crujidos. Luego los suspiros crecen en velocidad, volumen y pasión. Aullidos. Un orgasmo violento que sacude la estructura de la casa. Con los pantalones en los tobillos y sin levantarme del sillón, eyaculo parabólicamente sobre la alfombra. El gato se acerca silencioso y lo olfatea.
En seguida los muelles de la cama se desbocan. Una prolongada repetición de chirridos y crujidos. Luego los suspiros crecen en velocidad, volumen y pasión. Aullidos. Un orgasmo violento que sacude la estructura de la casa. Con los pantalones en los tobillos y sin levantarme del sillón, eyaculo parabólicamente sobre la alfombra. El gato se acerca silencioso y lo olfatea.
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