31.5.12

La parte más carnosa

Él no puede soportar la conversación banal, ha venido aquí con un objetivo claro que el actual desarrollo de la situación no parece que lo vaya a hacer efectivo. Ella se divierte con una conversación sin orientación.

Lanzado, LDSD77 pregunta: ¿Te molesta que haya hombres que se masturben pensando en tu cuerpo desnudo y bañado en sudor —Alice lo lee y lo relee, mientras nuevas líneas se agolpan con la continuación— contra el que deslizarían sus cinco extremidades apretando las partes más carnosas y lamiendo aquellas donde lo interior se abre a lo exterior?

Lo lee con mirada inocente. Y no contesta. LDSD77 explota: Te amo con kleenex.

26.5.12

Vida

Si tengo que citar, en orden cronológico, las tres actividades que a lo largo de mi vida han sido las únicas capaces de zarandearme un poco, de sacudir la existencia más triste e involuntaria que se conozca, de mostrar que de verdad estaba vivo, actividades ­–o instrumentos, también– capaces de concentrar y destilar algo de esa nada que es el tiempo desde que uno nace, capaces de motivar una sensación, una sinestesia, de generar una minúscula doblez en el tedio infinito que todo lo cubre, ese orden cronológico sería: masturbación, literatura e internet; siendo la masturbación la primera que dejó de producir en mí sus efectos eufóricos y el último, hace poco tiempo, internet. No quiero decir que haya dejado de practicar ninguna de las tres, lo hago, con similar frecuencia, pero ya sin tensión, mecánicamente, entregado a la inercia. Una a una aparecieron frente a mí y fueron las tres únicas experiencias que se han quedado conmigo, que he repetido, frenéticamente, en busca de una explicación a la nada, como fórmula de lucidez, como instante de alienación a la alienación de cada día, abandonado a ellas entre lágrimas. Ya no recuerdo cómo era todo antes de descubrir la primera, y tal vez no lo recuerde porque nada existía, pero me serviría para predecir en qué se va a convertir esto ahora que ha desaparecido el sortilegio de la última. Qué me espera.

18.5.12

Ciclo diario

Pene. Erección. Coito. Orgasmo. Eyaculación. Otra vez el aburrimiento.

14.5.12

Trece días

Me despierto en mitad de la noche empapado en sudor y con una erección que se sale del calzoncillo. Pienso en ti de manera instintiva, todavía no me he acostumbrado: me abandonaste hace trece días. Así que no me dejas otra alternativa que la masturbación. Camino con pereza hasta el cuarto de baño, me dejo caer en el inodoro con la verga en la mano y me ordeño mecánicamente. En el instante final aúllo tu nombre y disparo contra la porcelana. Sin para a limpiarme, camino de vuelta a la cama derramando densidad por el pasillo, me arrojo al colchón y vuelvo a dormir. Por la mañana, la sábana me sigue fuera de la cama adherida al extremo del miembro y vuelvo a pensar en ti.

11.5.12

Dilema

Luego fuimos a fotocopiarlo y me prestó una moneda para la máquina porque yo no tenía suelto, tan sólo un billete que le enseñé cuando di la vuelta al bolsillo para que no pensara que me estaba guardando nada, entonces me suelta, sonriendo: 'pues con eso me podías invitar a algo en la cafetería, por las fotocopias' y le dije que sí tan rápido que se rió, y pedimos dos cervezas porque no me atreví a explicarle mi problema de nula resistencia a los efectos embriagadores que en seguida se manifestaron y con ellos la preocupación de exponerme a decir alguna inconveniencia por lo que traté de mantenerme en silencio, gesticulando y sonriendo a su conversación, todo el camino hasta el metro que hicimos juntos y solos hasta que e... Pero tú, ¿quieres meter el nabo en su babosa?

6.5.12

Algo místico

Estoy terriblemente preocupado por una certidumbre que he vislumbrado hoy, pasados mis 20 años de edad y que afecta a lo único que de verdad me importa en la vida: el sexo. Se trata de una ley natural ineludible, lo sé: El número de erecciones en la vida de un hombre es finito.

Finito y discreto, un número que si no se dosifica convenientemente puede llegar a agotarse antes de la edad en la que uno debe seguir teniéndolas. Habrán escuchado que es lo que sucede con los óvulos femeninos, que cada mujer nace con un número predeterminado y al consumirlo pone fin a su vida fértil. En el hombre es igual pero con algo tan inmaterial y místico como la erección.

Ya digo que he pasado los 20 años y ahora me doy cuenta de que he dilapidado miles de erecciones. Desde los 12 me he pasado la vida empalmado, todos los días cientos de veces, ante cualquier estímulo. Me encantaba y daba rienda suelta a mi facilidad, en solitario, en compañía de amigos y, por supuesto, de chicas. Cuando no surgían de manera natural, algo extraño, las alentaba con un sencillo frotamiento; o ni siquiera, sólo con la imaginación. Un auténtico y peligroso derroche.

Ni que decir tiene que ahora me controlo y sólo me permito tener las imprescindibles, si voy a masturbarme o a meterla; pero no es fácil y muchas veces se me escapan... y eso me duele en lo más profundo. Si alguna compañera de clase se acerca tanto para pedirme los apuntes que capto su aroma o su calor, ahí está acechando. Cuando en primavera empiezan a aparecer la ropa ligera y abultada, ahí está disparada. En la discoteca, en el parque, en la piscina, en la playa, etc. Por suerte he ido aprendiendo a controlar la situación y pocas se me insubordinan ya.

Vivo con el desasosiego permanente de cuántas erecciones tendré ahorradas, si no habré consumido demasiadas y algún dia me quedaré sin ellas.

2.5.12

Amigos un viernes por la noche en casa

Ella se registra en el chat como Alice.

A los siete segundos de pulsar el botón acceder, alguien con el nick LDSD77 le propone una conversación en un reservado.

Ella acepta.

Empiezan diciendo estupideces, intercambiando hahaha, jeje y poniendo emoticonos. Pero pronto LDSD77 entra a matar: ¿Qué haces con el orificio vaginal?

LDSD77, después de dar un tiempo prudencial para una respuesta que no llega, inquiere a su interlocutora para verificar si sigue allí. Sí, es el escueto mensaje que recibe de Alice.

Ella, sola en casa un viernes por la noche, chateando en pijama desde su habitación, se pregunta qué hace con su orificio vaginal y cómo condensar todo en una respuesta discreta  y lo suficientemente ambigua para no sentirse incómoda.

LDSD77 envía una línea de conversación consistente en tres puntos seguidos. Alice le devuelve los mismos puntos para ganar tiempo. LDSD77 le envía un Ok, que Alice interpreta como un me doy por vencido, dejémoslo. Pero es sólo una suposición. Como también lo es la posible espera de LDSD77 desnudo delante del ordenador, aguardando la respuesta de Alice para ordeñarse.

Ella, que no se llama Alice, continúa pensando cómo responder a la pregunta.