El ano se abre y aflora un gigantesco cuerpo negro. Se va prolongando muy despacio fuera del cuerpo hasta caer finalmente al suelo. Apenas produce un ruido blando al chocar contra las baldosas y queda ahí, hediondo, doblado, oscuro, brillante. El ano se vuelve a cerrar, recuperando la posición de origen, con una contracción lenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario